Skip to main content
Dec 11, 2023

En los límites la lucidez, obras de Yurihito Otsuki

Desde o venres, 10 de novembro, a asociación Évame Oroza acolle a exposición “Nos límites da lucidez” do artista xaponés Yurihito Otsuki. Comisariada por Tomás Paredes, Presidente da Asociación Española e Internacional de Críticos de Arte, a mostra de Yurihito Otsuki, é a dun admirador de Oroza quen tras coñecelo en Madrid namorouse dos versos do poeta natural de Viveiro. Seu é o libro de artista en xaponés e español que contén os versos orixinais de "América" e "Mocidade" de Oroza, e a tradución destes versos ao xaponés.

Polo seu interese reproducimos a continuación o texto do catálogo da exposición.

Valga este cruce de nombres y apellidos para encabezar la presentación de En los límites la lucidez, obras de Yurihito Otsuki en homenaje a Carlos Oroza, en las celebraciones del centenario de su nacimiento, en Viveiro, 1923. Nada en esta relación es casual, ni azaroso, ni forzado, ni espurio.

Mantengo relación de admiración y respeto con el Sr. Otsuki, desde principio de los noventa. Y mucho antes con Oroza. Mi amistad con el Sr. Otsuki, que se ha depurado con los días, se inició y fraguó a través de sus exposiciones de pintura y de las traducciones del poeta japonés Makoto Ooka.

Mokoto Ooka, Mishima 1931-2017, personalidad emblemática de la poesía y el arte de Japón, segunda mitad del siglo XX y todavía. El Sr.Ooka no sólo fue el poeta más reconocido de su tiempo en Japón, sino en la cultura occidental: traducido al francés, alemán, inglés, italiano y al español por el Sr. Otsuki; colaborador de la revista Vuelta y con altísima consideración en Francia.

El Sr. Ooka lo fue todo en Japón y, en Occidente, representa a su cultura con vitola de maestro, pionero del renshi y promotor, como crítico de arte, de brillantes exposiciones de arte contemporáneo, del que es teórico exquisito y profundo, fundando un museo con su propia colección de artes plásticas internacionales y su interacción con las poéticas.

Yurihito Otsuki es pintor, también coreógrafo y músico, traductor y discípulo del Sr. Ooka. El vio la importancia de su obra y se impuso la ardua tarea de traducirla en parte a nuestra lengua. Su primera apuesta, Poemas, que vertió al español, en la colección los Cuadernos del Dragomán, Editorial Torremozas, Madrid 1995, con una fecunda introducción de Kenzaburo Oé, Premio Nobel de Literatura, recientemente fallecido.

Trajo al Sr. Ooka a España, viviendo breve temporada en El Escorial, y presentándolo a los amigos, con el concurso de Galería 57. Conocimos al Sr. Ooka cuando era un nombre de referencia para los intelectuales occidentales, aunque su poesía nos era desconocida.

Más adelante, ampliando la primera versión, aumenta nuevos poemas y hace otra publicación con rubro Memoria y presente. Antología 1956-2008, Makoto Ooka, Ediciones Vitrubio, 2012.

En nuestro viaje a Japón, donde expuso el Sr.Otsuki, galería de Nagai Garou de Tokyo, estuvimos con la viuda del poeta, Sra. Saki Fukase, que mantiene viva la presencia de su ilustre marido ya desaparecido.

Y todavía, en 2016, realiza una preciosa edición, Madrid-Tokyo, traduciendo otros poemas de su maestro, título No iré a la luna, con dibujos propios y una introducción de mi autoría, coeditado por Del Centro Editores & Nagai Garou. Esta edición, al cuidado del maestro Claudio Pérez Miguez, consta de 85 ejemplares, que eran los años que cumplía el poeta, quien recibido esta joya editorial, como un regalo emocionante, que agradeció con sonrisas y palabras antes de partir a coronar el monte Fuji.

Los años finales de su vida fueron los más serenos para Oroza; en todo caso, siempre traté de darle alegrías y la mayor que se le podía dar era festejar su poesía, en recitales, happening o ediciones. Cuando hablaba con él, me decía que estaba escribiendo. Yo creo que no, pero le ilusionaba comentarlo y mostrarse activo.

A raíz de la edición de Editorial Elvira, Évame, Vigo 2013, Yurihito Otsuki tomó contacto con su obra y como buen catador de poesía, quedó seducido con la antología. La leyó y releyó y comentamos hasta donde es posible debatir esa fuerza de la naturaleza, de la inteligencia y el canto lírico. Teníamos entre manos Visiones de la poesía, traducciones al japonés de varios poetas iberoamericanos y pintura de Otsuki y eso me llevó al atrevimiento de pedirle a Yurihito que tradujera a su lengua un poema de Oroza para hacerle un presente al autor de Cabalum.  

La poesía de Carlos Oroza, por sus características formales y rítmicas, por el mundo que desarrolla y por léxico propio, por su encarnación en la oralidad, es muy compleja para traducir a otras lenguas con decoro y éxito. Hay traducción al inglés y no me atrevería a proclamar sus bondades. Yurihito se metió de lleno en su mundo y en lugar de un solo poema, seleccionó una buena parte de América y la vertió al japonés, acompañándola de imágenes propias originales, pinturas y dibujos, alusivos al canto oroziano.

Así se fraguó la edición América, Carlos Oroza y Yurihito Otsuki, Del Centro Editores & Nagai Garou, Madrid-Tokyo, 2015, preciosa propuesta artesanal impresa a chorro de tinta, al cuidado de Claudio Pérez, con 57 ejemplares, que eran los años que cumplía el pintor. Está firmada por ambos autores y Carlos la saboreó y celebró.

Aún recuerdo, en la terraza de un bar de Vigo, como miraba y acariciaba esas páginas Oroza y, ante nuestra presencia y la de Francesca, como le pedía a Yurihito que recitara sus poemas en japonés. Y el Sr. Otsuki, solemne y ceremonial, como requería la ocasión, declamaba en su lengua madre gesticulando, ante el asombro de Carlos, que exclamaba: ¡Qué bien suena en esa lengua mágica oriental mi poesía!

950px bn oroza yurihito otsuki 2015
Carlos Oroza y Yurihito Otsuki

Este fue el último libro que hizo en vida Carlos Oroza, y lo pudo disfrutar, unos meses antes de fallecer, el 20 de noviembre de 2015 en Vigo. Era imprescindible recordar este encuentro para situar la obra que integra esta exposición, que el autor ha titulado con un hermoso verso de Oroza: En los límites la lucidez, del poema “La palabra me devuelve al origen y nos da el remoto placer de la rosa en vocablos”.

La Editorial Elvira, en colaboración con la Xunta de Galicia y otras instituciones, ha programado una serie de actos para honrar el centenario del nacimiento del poeta. Y en ese marco era razonable y oportuno mostrar las obras que le ha dedicado el pintor japonés, ya retratos del poeta ya figuras alusivas a su simbolismo. Todas inéditas realizadas tras su desaparición, en el último lustro.

Yurihito Otsuki, Wakoshi 1958, estudia danza y música, incidiendo en la relación del cuerpo con el movimiento y el ritmo. A los diecisiete años dibuja fervoroso con mano de seda, como se puede contrastar en algunas de sus obras en el Museo Ooka. Comienza su carrera profesional dando clases a niños autistas y a otros con síndrome de down. Y desde ese ostugo dolorido del espíritu se apasiona por la poesía, reverdeciendo su torrencial rebeldía a la costumbre y al deterioro creativo.

Así, decide abandonar país y familia, en un rapto romántico muy existencial. En un inicio pretende ir a Rusia, pero conoce el viaje de los Mensajeros de Tenshyo, conjunto de samuráis cristianos que apostaron por visitar a Felipe II, en el Escorial, en 1584, y le parece más sugerente. Estando en ello, recuerda la naturaleza del abuelo de Hans Castorp, “ascético, noble, pero taciturno”, como imagina a El Escorial, Thomas Mann.

Y sin más preámbulos, vende todas sus pertenencias y se embarca hacia un país lejano y desconocido, ignorando el idioma, llegando a Madrid, 1986, y luego a El Escorial, donde vive desde 1990. A partir de su ubicación sanlorentina, se dedica a pintar y a exponer, centrándose poco a poco en la pintura y la poesía, ya sea traduciéndola o recreándola en imágenes. Así ha sido su desarrollo existencial, visto a grandes zancadas.

Otsuki, que los japoneses pronuncian “Ostki”, proviene del temblor armónico de inmensas bandadas de oropéndolas, amarillas como una explosión de fuego y de limones, que se posan en un paisaje de cerezos en flor para organar, como prefería Berceo. En un principio tuvo más amores, pero con el epitalamio del corazón y del espliego se fue centrando en el miajón del simbolismo, donde canta Poe, Blake, Maeterlinck, iluminados por Odilón Redon y el onirismo de Albert Pinkham Ryder.

Y todo ese bagaje unido al bosque galaico y almar de Oroza han dado este imaginario orgiástico y nefelibata donde los ojos hablan, los poetas legislan y la mar océana pone la transparencia, la fuerza y la almáciga del porvenir. No es una pintura a la moda, sino con marchamo personal, con carácter. Cuando el arte se hace versátil, es decir, vale para todo, acaba no siendo arte y no sirviendo para nada.

Yurihito Otsuki es un ser ajeno a la mediocridad ambiente, no hace lo que se lleva, sino que fija su realidad, genuina y distinta, y se entrega a matizar sus perfiles, sus movimientos y sus sonidos. Y eso es lo que le une a Oroza, un ser en su mundo, en lejanía a toda codicia y toda venalidad, entregado al canto sin remisión y sin pecado, inocente, imbele y etéreo como aquel albatros de espuma que inmortalizó Baudelaire.

Retratos de Oroza, condecorado de musgo y heridas, exornado de mágicos símbolos y megueces del viento, observados por barcos iniciáticos, sirenas y puentes que sirven para caminar en el aire sin precipitarse al abismo. Y está Edgar Poe anunciando a Mallarmé y un mundo nuevo. Y Maeterlinck con su pájaro azul, su Nobel y su castillo, donde se oía una flauta de sonidos arcanos y magnéticos. Manos que crecen del agua, rosas, princesas, Kafka; Annabel Lee,cisnes y alas a punto de batir, druidas, princesas y música del vuelo de las aves y pájaros que inventa epinicios y cromías que aletean. 

 
"En los limites la lucidez". El centenario Carlos Oroza, 2023. Acrílico / lienzo,115x90cm
 
"El ocaso de los poetas", 2022. Acrílico / lienzo, 65x54cm.
"Pájaro mágico". A Maurice Maeterlinck, 2022. Acrílico / lienzo, 81x100cm.
El misterio y el ángel - a Shuzo Takiguchi, 2023. Acrílico / lienzo, 70x60cm.
El misterio y el ángel - a Shuzo Takiguchi, 2023. Acrílico / lienzo, 70x60cm.
Leyenda del cisne - a Jean Sibelius, 2022. Acrílico / lienzo,73x60cm.
Leyenda del cisne - a Jean Sibelius, 2022. Acrílico / lienzo,73x60cm.
E.A.Poe con Virginia en su Eureka, 2022. Acrílico / lienzo, 120x100cm.
E.A.Poe con Virginia en su Eureka, 2022. Acrílico / lienzo, 120x100cm.
Viejo cisne (André Gide), 2022. Acrílico / lienzo,2022,80x80cm
Viejo cisne (André Gide), 2022. Acrílico / lienzo,2022,80x80cm
Oroza con la estrella de Walt Whitman, 2023. Acrílico / lienzo, 100x81cm.
Oroza con la estrella de Walt Whitman, 2023. Acrílico / lienzo, 100x81cm.
“Y poe estaba americando” América - Oroza, 2023. Acrílico / lienzo,100x 81cm.
“Y poe estaba americando” América - Oroza, 2023. Acrílico / lienzo,100x 81cm.
Un sueño en otro sueño - Poe y Virginia Clemm Poe, 2023. Acrílico / lienzo,100x 81cm.
Un sueño en otro sueño - Poe y Virginia Clemm Poe, 2023. Acrílico / lienzo,100x 81cm.
Previous Next

Carlos Oroza es el heredero de los bardos celtas, trovador de misterios y armonías que florecieron en la Provenza de los trovadores, el arcángel que toca la cítara con su voz cuando salmodia. Fue un poeta oral, total, leal, cenital, cuya fuerza estaba en la dimensión de su figura. Cuando recitaba era un sonido, que contenía a un tiempo la viola, la cítola, el arpa, la rota, el albogue, la trompa, la gaita y el atabal, como un himno a la claridad de la inteligencia, una llamada a la proceridad del espíritu.

¿Cómo representar todo esto en imágenes y signos? Como hace el Sr. “Ostki”, con figuras y colores, con imaginación y talento plástico, con viveza y hondura, con un idiolecto, que pareciera fuera del tiempo, porque es distinto, es tiempo asumido y real; no surrealismo, sino simbolismo, que anhela verdades universales, el matrimonio consumado de la espiritualidad y los sueños, de lo invisible visible.

No realismo, no abstracción, no naturalismo, sino el estero glorioso de una imaginación transformadora, la serena tempestad de iconos que ahorman una realidad; vida trasegada de batallas ganadas y perdidas. En esta plástica se imbrican una sensibilidad prístina, la agilidad de la inteligencia y la hondura de un sentimiento ennoblecido.

Un simbolismo más cercano de Rimbaud que de Gustave Klimt, más querencioso de El Bosco que del hermetismo, más nítido que el de Mallarmé. A veces, Oroza fue el camínate contemplando un mar de nubes, viendo la realidad, que nadie quiere contemplar, porque los poetas tienen menos crédito que los embaucadores y los pintores menos fortuna que los copistas.

Piezas repujadas al acrílico, habitadas, exergónicas; técnicas mixtas en las que participa el carboncillo, el lápiz, el dibujo, el color, el silencio y la voz más íntima y fiel del pintor. Obras equilibradas de símbolos, donde el espacio es una cartografía de percepciones y sensaciones combinadas, donde se toca la pasión y el sueño.

Todos los seres tienen derecho a expresar su intimidad por más libre que sea. Pero no todos son capaces de consagrarse a la defensa de la libertad, a sajelar sones y tonos para expresar su otredad, el meollo de su limpidez y su inocencia. La poesía no se debe sino a ella misma y eso está ejemplificado, con calántica luminosa en la obra augural y seminal de Carlos Oroza, a quien celebra con ahínco de admiración y entusiasmo la pintura de Yurihito Otsuki. Aquí en Galicia, donde comenzó todo para Oroza; en el norte, en su tierra donde hay un mar más alto que el cielo.

Tomás Paredes
Presidente de Honor de AICA Spain

 

Web patrocinada por

© Evame Oroza. Todos los derechos reservados.
Desarrollado por Bonaval Multimedia SL.